jueves, 1 de enero de 2009

Huéspedes

“En 1961, Marco Denevi nos decía:

El argentino (el habitante de la Argentina desde Pedro de Mendoza a nuestros días) tiene una mentalidad de huésped de hotel. El hotel es el país. Y ya se sabe: un huésped procura que lo atiendan bien a él, se interesa únicamente por que no haya goteras en su habitación, protesta por el pelo que aparece en su sopa, revisa escrupulosamente su sopa, pone el grito en el cielo si le cobran de más y, cuando puede, paga de menos. Pero un pasajero de hotel 'no se mete'. No se mete con los otros pasajeros (con los cuales, si tienen goteras en sus cuartos, si encuentran un pelo en la sopa, si les cobran de más; que vayan a la 'recepción' y se quejen). Y si los administradores administran mal, si los administradores roban y hacen asientos falsos en los libros de contabilidad, es asunto del dueño del hotel, no de los pasajeros. Eso sí: cada huésped trata de quedarse con las cucharitas, las toallas y los ceniceros del hotel, porque el dueño del hotel es muy rico (es muy rico, y no se sabe, concretamente, quién es). Y entretanto a cada pasajero lo está esperando en otro sitio, su futura casa propia, ahora 'en construcción'. Quizás algún día los argentinos nos convenzamos de que este hotel de tránsito es nuestro único hogar. Que no hay ninguna Argentina –visible o invisible- esperándonos en alguna parte.”


Marco Denevi recuperado por Miguel Grinberg en “La Generación V: La insurrección contracultural de los años 60

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