jueves, 12 de febrero de 2009

Dock Sud

El río parece un zanjón,
un obstáculo que saltan los puentes.
No tiene nombre, casi no corre,
pero hay días que se desborda,
cubre las calles y hace naufragar
los muebles de las casas bajas.
En las orillas crecen plantas negras,
grises, plateadas, flores de humo
que destilan un perfume de azufre
y se tragan el aire de las noches.

Al Norte del Sur hay un límite, un borde:
Dock Sud, embebido de combustible,
de sustancias misteriosas, clandestinas;
abundan sirenas, alambrados, candados, carteles,
precaución, peligro… Tan inflamable
que en cualquier momento explota.

¿Ves ese señor canoso de camisa marrón,
que silba como un tiroteo y lleva una caja pesada
hasta la camioneta? Tiene los ojos grandes
como un dibujito: se esfuerza en mirar
a través de esta oscuridad. Es un mutante,
está lleno… Mirá cómo se ríe lisérgico,
cómo se diserten con la mujer de la parrilla…

¿Aquel pibe con equipo de gimnasia
azul y amarillo, que hace señas de paliza
al diariero? Tiene el cuello largo
de querer asomarse por el borde
de este pozo. El otro es Saporiti,
el cogote corto y gordo, lleno de gritos:
¿hace cuánto que no va a la cancha?

¿Y la nenita que juega con el perro gris
en el cordón, y mira cómo la autopista
le pasa volando el barrio? La nariz chiquita
para respirar poco. El aire no es bueno,
se ponen barbijos de coca.
¿Viste que no hay muchos pájaros?

¿Ves aquellos que se juegan la vida
en el pool de la esquina?
Tuta, Huevo, Chiquito, Mandarina.
No paran de jugar al truco
de las mil señas… Si te ven caminar
ya saben a dónde vas, y a qué.
Hay que estar en todas. Siempre despierto
para que no te madruguen… Y ojo
cuando mirás a la gente a los ojos.
Tenés que ser auténtico. Acá se le cae la careta al mundo.

-¿Todo bien. Gente?- Por ahora.
Se vive en presente; se sabe
que el pasado es la otra vuelta.
La noche hace obvio todo
lo que el día pretende esconder.
Cuando sale el sol, duele,
felizmente: un día más es otro día.
Y muy poco cambia todo.


"Épica Chusma" de Fernando Aíta (www.niusleter.com.ar)
Ediciones del Dock (www.deldock.com.ar)

viernes, 16 de enero de 2009

Adhesión: A 50 Años de la Toma del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre


Adherimos con alegría a la conmemoración de la toma, por parte de sus trabajadores y el bravo Pueblo de Mataderos, del Frigorífico Nacional en las intensas jornadas de verano de 1959.

Saludamos con emoción la presencia y la memoria de las mujeres y los hombres que, hacen hoy 50 años, encarnaron la Causa Popular enfrentando a los tanques de la colonia y la dependencia.
Desde nuestro lugar en la comunicación, velebramos esta convocatoria e, interpretando el legado de la "Toma del Lisandro", proponemos que sea El Puebo Argentino, de una vez, QUIEN TOME LA PALABRA y disponga de todos los medios que necesite para COMUNICAR sus sueños, sus deseos y sus necesidades.

Así, se habrá dado un paso decisivo para romper las cadenas culturales e informativas de dependencia y construir un relato que contribuya a concretar os anheos de Grandeza de la Patria. Felicidad de su Pueblo, Liberación Nacional y Social y Unidad Latinoamericana.



El Social Argentino
Radio del Pueblo AM 750 - Miércoles de 16 a 17 hs.

ADHESIONES: espacioculturalsebastianborro@yahoo.com.ar

jueves, 1 de enero de 2009

Huéspedes

“En 1961, Marco Denevi nos decía:

El argentino (el habitante de la Argentina desde Pedro de Mendoza a nuestros días) tiene una mentalidad de huésped de hotel. El hotel es el país. Y ya se sabe: un huésped procura que lo atiendan bien a él, se interesa únicamente por que no haya goteras en su habitación, protesta por el pelo que aparece en su sopa, revisa escrupulosamente su sopa, pone el grito en el cielo si le cobran de más y, cuando puede, paga de menos. Pero un pasajero de hotel 'no se mete'. No se mete con los otros pasajeros (con los cuales, si tienen goteras en sus cuartos, si encuentran un pelo en la sopa, si les cobran de más; que vayan a la 'recepción' y se quejen). Y si los administradores administran mal, si los administradores roban y hacen asientos falsos en los libros de contabilidad, es asunto del dueño del hotel, no de los pasajeros. Eso sí: cada huésped trata de quedarse con las cucharitas, las toallas y los ceniceros del hotel, porque el dueño del hotel es muy rico (es muy rico, y no se sabe, concretamente, quién es). Y entretanto a cada pasajero lo está esperando en otro sitio, su futura casa propia, ahora 'en construcción'. Quizás algún día los argentinos nos convenzamos de que este hotel de tránsito es nuestro único hogar. Que no hay ninguna Argentina –visible o invisible- esperándonos en alguna parte.”


Marco Denevi recuperado por Miguel Grinberg en “La Generación V: La insurrección contracultural de los años 60